lunes, 26 de abril de 2010

INTRODUCCION

INTRODUCCION

La astrología es para el estudiante Rosacruz una fase de la religión, básicamente
una ciencia espiritual. Esta ciencia, más que ningún otro estudio revela al hombre a
sí mismo. Ninguna otra ciencia es tan sublime, tan profunda y tan abarcadora. Ella
revela la relación entre Dios (el Macrocosmo) y el hombre (el microcosmo),
demostrando que ambos son uno fundamentalmente.
La ciencia oculta, al investigar las fuerzas más sutiles que chocan sobre el
hombre (el Espíritu) y sus vehículos, ha trazado sus efectos con no menos precisión
que la ciencia académica ha hecho con las reacciones del mar y el suelo, de la
planta y el animal, a los rayos del sol y de la luna.
Con este conocimiento podemos determinar el patrón astrológico de cada
individuo y conocer la potencia o la debilidad relativas de las diferentes fuerzas
actuantes en cada vida. De acuerdo con lo que hayamos alcanzado de dicho
conocimiento, podemos comenzar la Formación sistemática y científica del carácter
-¡Y el carácter es destino!-. Nosotros observamos los períodos y estaciones que son
cósmicamente ventajosos para el desenvolvimiento de cualidades aún no
desarrolladas, corrigiendo rasgos defectuosos y eliminando inclinaciones
destructivas. La divina ciencia de la astrología revela las causas ocultas que
trabajan en nuestras vidas.
Asesora al adulto con respecto a la vocación, a los padres en la guía de los niños,
al maestro en la dirección de los discípulos, al médico en el diagnóstico de las
enfermedades; de esa manera prestándoles ayuda a todos en cualquier situación en
que se hallen.
Ningún otro tema dentro del margen del conocimiento humano parece contener
hasta la fecha, las posibilidades extendidas a los astrólogos para ayudar a los demás
a su propia dignidad como dioses-en-formación, a un entendimiento mayor de la
ley universal y a la verificación de nuestra eterna seguridad en los brazos
acariciadores de la Vida Infinita y el Ser Ilimitado.

***

del libro " Estudios de Astrología I ", de Elman Bacher

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